Rolando Javier Ortega Cuenca

  • Rafa Martínez

Rolando Javier Ortega Cuenca nace en la ciudad de México el 18 de Octubre de 1965, en el barrio de Santa María la Ribera, es el más pequeño de 7 hermanos, 4 mujeres y 3 hombres, sus padre fotógrafo deportivo, siendo los Juegos Olímpicos de 1968 uno de sus últimos trabajos registrados, su madre primordialmente se dedicaba al cuidado de los hijos y al hogar.

Rolando convivio con varios de los primos que también habitaban en el mismo rumbo, además de ser bastante sociable con los amigos que se reunían en la calle para jugar y adueñarse de los espacios sin ningún tipo de temor, hacían todo tipo de actividades deportivas y juegos siendo la infancia de Rolando un ambiente muy acogedor y feliz.

Después de su trabajo como fotógrafo, el padre tenía una librería, de donde el pequeño Rolando comenzó su gusto por la lectura, además de comenzar a tomar un gusto por la arqueología, así como por la biología marina, siendo sus primeras aficiones en vista al futuro.

Desde la secundaria también estaba muy acercado a la música, en casa había una diversidad de propuestas musicales que iban desde los clásicos hasta estrellas nacionales del cine como Tintan,  ritmos como el danzón o el mambo y por supuesto por la juventud de sus hermanos y sus primos las tendencias musicales del momento como el rocknroll, también pasaban por oídos de Rolando.

A principios de los años 80 comenzó a juntarse con amigos con los que compartía los mismos gustos por la música, por las calles y sobre todo por el trabajo artístico y colectivo, por lo que comenzaron a pensar en hacer música, crear una banda, en donde pudieran hacer canciones que les gustaran que no existían, combinando música como el ska, con el punk, pero también haciendo referencia a las tradiciones de los barrios de la ciudad y a los personajes como Tintan, poco a poco crearon un colectivo en donde combinaban su conocimiento musical con las experiencias vividas y el gusto por las letras de Rolando, quien opto por ser quien llevaría la voz de esos experimentos que al final se convertirían en una nueva propuesta a la que llamaron Maldita vecindad y los hijos del quinto patio.

Los primeros pasos con la banda los comenzaron a dar en su escuela, el CCH Azcapotzalco de la UNAM, en donde Francisco Paredes, Adrián Navarro, Aldo Acuña y Arturo Reyes comenzaron a juntar todos los instrumentos que había en las casas y comenzaron a hacer música sin alguna etiqueta, poco después se une Eulalio Cervantes con un sax, que le daba un toque completamente latino a la diversidad de sonidos que congeniaban en una de las casas en donde todos habitaban con el propósito de hacer que su música se hiciera popular.

Llego 1985 y en la ciudad de México el Terremoto fue una causa que unió a todos los ciudadanos por la falta de tacto del gobierno mexicano, quien sencillamente fue omiso, este episodio fue la oportunidad para Maldita vecindad y los hijos del quinto patio de comenzar a tocar, en un camión de redilas comenzaron a hacer pequeños conciertos para hacer un poco ameno el momento de tragedia que vivía la gente damnificada.

Ya en 1986 Rolando comienza a utilizar las siglas de su nombre como seudónimo ROC, además de que fonográficamente también se podía utilizar como alguien que interpretaba ROCK, al final este nombre acabo siendo su sello distintivo con el que se da a conocer con el público, Roco, quien siempre tenía este espíritu de colectividad y se involucraba en movimientos estudiantiles en donde su banda también tenía la oportunidad de tocar y darse a conocer rápidamente entre los estudiantes que escuchaban atónitos esta combinación de rock, con tropical y letras bastante bien pensadas.

Además el escenario le hacía aflorar ese liderazgo nato con el que lograba establecer un sinfín de relaciones que hacía que la banda comenzara a tener presencia en los lugares en los que se hacía rock en la ciudad como Rockotitlán, el LUCC o el Tuttifrutti, en donde convivían con bandas como Botellita de Jerez, Las insólitas imágenes de Aurora o Kerigma.

Mientras la banda tocaba en todos los lugares en donde se podía, Roco se involucraba con diferentes causas que le llamaban la atención, además de seguir siendo un lector bastante clavado y siempre encontrando el modo de hacer nuevas canciones y lograr esa oportunidad que desde entonces buscaban, aunque realmente pasaron muchos años para que por fin tuvieran esa oportunidad de ser descubiertos, cuando Saúl Hernández logra firmar con BMG Ariola, la casa discográfica le pide referencias de otros grupos que pudieran ser parte del sello, así es como el vocalista de Caifanes, recomienda a la banda de Roco y graban este esperado disco a finales de 1988.

Con un espíritu de nómada Roco vivió en varias colonias de la ciudad, Tacuba, San Pedro de los pinos, Iztapalapa, Neza, etc, en donde siempre encontraba personajes interesantes en quien inspirarse para hacer música y llevar este color de las calles a un material que trascendiera, así es como nace el disco “El Circo” en 1991, producido por Gustavo Santaolalla, con quien lograron plasmar un sonido que se convirtió en fundamental en el rock de Latinoamérica y en donde Roco se convirtió en una figura icónica con un liderazgo que fue llenando de tablas con todos estos conciertos alrededor del mundo, convirtiéndose así en uno de los líderes del movimiento del rock mexicano de los noventas.

Fue en 1992 cuando Roco tiene el primer acercamiento con las comunidades indígenas por la conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán, en donde miles de comunidades toman el zócalo de capital mexicana, dejando en Roco un impacto que lo hizo comenzar a conocer y colaborar de cerca con estas causas.

En 1994 con el surgimiento del EZLN, Roco se involucra junto con sus compañeros de grupo en la “Serpiente sobre ruedas”, un movimiento de músicos mexicanos que apoyan a las comunidades indígenas de Chiapas, trabajando con personajes como Rita Guerrero, Francisco Barrios “Mastuerzo” y obviamente con un sinfín de grupos que se sumaron a estas causas en donde Roco comienza a comprender una misión en su vida con la palabra y el canto, una responsabilidad que asume, después de haber salido de gira por Europa y conocer gente con más conocimiento sobre los territorios sagrados en el país, que el mismo que habitaba aquí.

Es por ello que en la música subsecuente de la banda todos estos temas comienzan a ser protagónicos no solo de las letras de la música, sino también en el mensaje de la misma, para el público la figura de Roco es la de una persona que está comprometida con temas de índole regional, con defensa a la sabiduría tradicional, a la naturaleza, al ecosistema y al buen actuar de las comunidades.

Roco es uno de los personajes que comienza a voltear a ver bandas nuevas que apoyar y es así como en 1992 hace amistad con Café Tacvba convergiendo en temas muy similares en la búsqueda de identidad para el movimiento de la música mexicana, sin enfrascarse en el rock.

Después de haber grabado un par de discos más con la banda, es en 1999 que el trabajo con la maldita vecindad comienza a disminuir para dedicarse a otras actividades y sobre todo al conocimiento de las raíces indígenas, además de dedicarse a viajar por el sureste mexicano y conocer las tradiciones de las regiones.

Roco aparece de nuevo en los medios de videos en el 2002 junto con un gran amigo Rubén Albarrán, en el video de la banda de Monterrey, Inspector, en una canción que conecto con la gente de inmediato, “Amnesia”, cuestión que hacia preguntar al público acerca de la situación con Maldita vecindad, pues no habían aun sacado nada nuevo.

En el 2003 nace su primera hija Fátima, lo que hizo que Roco se centrara en la familia y encontrar nuevos puntos de equilibrio, intentando ser congruente con la percepción de su vida y todo el conocimiento que estaba adquiriendo de las comunidades nativas.

En el 2005 Roco incursiona en la radio por Internet con un proyecto que se difundió en Riff111 al que título “Cyber pachukote Radio en Resistencia”, el cual fue un radiorama de la historia del ska en Latinoamérica.

Además este año re aparece con Maldita vecindad con un tributo a Tin tan con la canción “Los agachados” en el disco tributo “Viva Tintan” de varios artistas, esto le da pie para presentar su proyecto solista en donde fusiona ritmos latinos con el hip hop y con temas de mayor profundidad a su lucha pro indígena.

Ha participado en cientos de eventos aportando con su música y con todo el conocimiento aprendido de lo viajado por todas estas comunidades, dando a conocer una visión diferente del mundo, además de aportar música.

Ha aprovechado ese amor que el público le brinda para ser un portavoz de todos los problemas de explotación de las zonas naturales protegidas, por el agua, por el maíz, por la paz y la vida y ha seguido siendo parte de los movimientos sociales aportando con su música además de poner en el mapa las actividades que se hacen con estos propósitos.

Después del 2010 ha combinado su carrera como solista y con Maldita Vecindad participando en campañas, conciertos como el Wirikuta o con los Seris en el norte del país, aprovechando los foros como el zócalo de la CDMX o el Foro Sol para seguir llevando esta palabra con la finalidad de hacer conciencia del mundo en el que vivimos, siendo un  líder multidisciplinario y creador de material para el espíritu.

En el 2020 después de la muerte de su compañero de banda Eulalio Cervantes “Sax” fue parte de una controversia por cuestiones legales de la banda, después de esto la Maldita Vecindad regreso al Zócalo de la capital, dejando detrás los dimes y diretes dejando en claro que la misión importante es la música.

Participa en la canción “Rita Bonita” compuesta por Pato guitarrista de Maldita Vecindad, canción dedicada a los 10 años del fallecimiento de Rita Guerrero, en donde aparecen también Rubén Albarrán de Café Tacvba, Santa Sabina y Alfonso André de Caifanes.