El circo volador

  • Rafa Martínez

Primera parte de su larga historia

Entre 1989 y 1992 nos dedicamos a investigar el tema de la “juventud popular sus medios y sus efectos” donde se plantearon las preguntas ¿Cuáles son los medios que tienen a su alcance para integrarse de manera formal e informal a la sociedad? ¿Cuáles son sus habilidades y capacidades? ¿Cuáles son sus principales obstáculos y debilidades?

Finalmente entre 1993 y 1997 trabajamos alrededor del tema de la profesionalización del trabajo de los jóvenes, y en ese caso las principales preguntas fueron: ¿Cómo pueden los jóvenes desarrollarse y encontrar formas de participación novedosas, con base en sus propios medios y recursos? ¿Cómo se pueden fomentar la participación colectiva de este grupo social? ¿Cómo se puede orientar y apoyar las iniciativas juveniles en el campo de la cultura?

Una premisa básica al trabajar individual y colectivamente con los distintos grupos de jóvenes ha sido el motivarlos y encaminarlos para que puedan lograr adquirir una clara independencia en sus acciones y un sentido de libertad en la búsqueda de opciones. Como principal preocupación se nos planteó saber ¿Cómo puede retroalimentarse con esta experiencia, un trabajo sistemático de investigación social aplicada que conozca mejor a este sector social y al mismo tiempo sea útil para ellos y para el diseño de una política social integral para la juventud?

Muchos políticos y encargados de los programas sociales afirmaban que la investigación social y los diagnósticos son inútiles porque tardan mucho tiempo en realizarse y cuando están terminados aquello que analizaron ha cambiado radicalmente. Esto en algún sentido es cierto, ya que muchos estudios se quedan únicamente en el nivel de la especulación teórica o del estudio empírico y pierden validez rápidamente al no poder ser aplicados directamente en un trabajo específico en la comunidad.

Esta es la característica principal que ha diferenciado este trabajo de otros, pues desde su inicio fue pensado y concebido como un proyecto de investigación aplicada que pudiera existir física y conceptualmente.

Para lograr este objetivo, se recurrió a las técnicas de investigación pertinentes para acercarse de manera directa al meollo del problema: la investigación participante y la intervención sociológica. En suma la investigación social aplicada para el trabajo comunitario.

Se ha querido demostrar a través de la práctica de la investigación que el trabajo sociológico puede ser no solamente útil sino necesario, y en algunas áreas de la sociedad, imprescindible.

Un primer esfuerzo fue dedicarse a revisar el sistema conceptual de la juventud, la cultura, la movilidad social y la marginalidad en los sectores populares y finalmente, se formularon las hipótesis del trabajo, que permiten articular los elementos tanto teóricos como empíricos de la investigación, con el único fin de “hacer tangible lo real”.

Un segundo esfuerzo, fue hacer una revisión histórica del estado actual de la política social para la juventud instrumentada por el Estado y una reflexión sobre los principales conceptos que podrían ser incluidos en una lógica de política social contemporánea para los jóvenes urbanos.

Y como tercer esfuerzo fue realizar un diagnostico sobre la juventud popular realizado en 1988 en colaboración con Alicia Zicardi y Sergio Zermeño, con el objetivo de dimensionar el número real de “bandas” juveniles, sus características estructurales y la localización geográfica de las zonas más violentas”; conocer qué pasa en los ámbitos policiacos y atención social de las delegaciones con el objetivo de entender la relación asistente entre los jóvenes y las distintas políticas sociales diseñadas para su atención.

Fue así como después de este diagnóstico, se decidió por ampliar la investigación con una segunda etapa, en el que al hacer un balance del primer diagnóstico de trabajo, nos encontramos entre la mayoría de los jóvenes una enorme veta de creatividad que aparecía sistemáticamente pero en formas muy irregulares y diversas: su música, sus letras, sus textos, su poesía, sus reinterpretaciones de las tradiciones.

También en la segunda etapa de la investigación y bajo la premisa de que los jóvenes populares acostumbran regularmente a juntarse en las esquinas de sus colonias y barros los sábados por la noche a tomar cerveza, a escuchar música “su música” y dejar de lado la rutina de la semana; se propuso iniciar el proyecto radiofónico “Sólo para bandas: un espacio más acá del rock” que se transmitió con los objetivos de recrear radiofónicamente hablando una “esquina” cualquiera de la ciudad de México; transmitir de manera exclusiva rock 100% mexicano de grupos no comerciales, invitar cada transmisión a “chavos” de distintas zonas de la ciudad, utilizar sus propias creaciones literarias y poéticas para difundirlas masivamente, llevar un registro detallado de radioescuchas para perfilar una cartografía social de los oyentes, abrir una oficina durante la semana donde pudiéramos recibir las llamadas telefónicas, visitar entre la semana el trabajo de campo las colonias y zonas de los radioescuchas.

En 1992 hubo un reacomodo en las filas gubernamentales y se decidió cambiar al sociólogo director del Instituto Mexicano de la Radio (IMER), entre otras cosas por las constantes quejas del lenguaje “soez”, cargado de contenidos escatológicos y salaces que se transmitían en esa estación. Fue así como entró un nuevo director con un estilo neoliberal radicalmente distinto al de su antecesor quien se propuso “limpiar” la estación de chavos banda y rock marginal para transformarla en un proyecto “rentablemente económico” para el gobierno, el último día llegamos 17 personas para tomar de forma simbólica la estación y transmitir el último programa sin cortes comerciales, sin noticiero y sin himno nacional, el tema fue la dignidad radiofónica, en el cual informamos a los radioescuchas la decisión de salir del aire para empezar a trabajar en nuestra instalaciones de “Circo Volador”.

Una vez que teníamos identificados los principales tipos de rock después de un año de transmisión del programa radiofónico y con el trabajo de campo en las colonias y barrios del D.F y de una decena de municipios del Estado de México, solicitamos el apoyo de la Secretaria de Desarrollo Social del Departamento del Distrito Federal; para conseguir los premisos y recursos, premios y apoyos necesarios (principalmente el uso de un teatro) para originar un concurso de bandas el cual le pusimos “Rock en la selva de asfalto” que planteaba dos objetivos específicos: 1) promover y alentar la partición de nuevos grupos de rock nacional, y 2) apoyar la unión y difusión de los distintos géneros musicales: metal, pop, punk y blues.

Así fue como después de tres años y medio, el proyecto demandó la creación de una Asociación Civil, llamada informalmente Circo Volador, que nos permitió trabajar de manera más organizada y que inició una amplia gama de actividades que poco a poco integraron a un numeroso equipo conformado principalmente por jóvenes. Ello permitió establecer contacto con muchos otros jóvenes de otras partes de la ciudad, con los cuales se inició la recolección y selección de materiales muy diversos sobre la cultura popular juvenil.

Ya con buena parte del material clasificada decidimos presentar un nuevo proyecto de trabajo ante la Dirección General de Culturas Populares titulado “Cultura musical juvenil en México”.

El objetivo central era: apoyar la profesionalización de los jóvenes que participan en el proyecto, a través de la realización de tres actividades consistentes en: 1) producir la serie radiofónica “El Túnel” que trataría un tema específico en cada programa, el cual se transmitió de 1993 a 1995 en una radio comercial “Capital Heavy Radio 1590 A. M.”. 2) organizar varios ciclos de videos y 3) ofrecer clases de música y talleres de serigrafía para jóvenes no profesionales.

En la medida de que el proyecto avanzó se hizo necesaria una relación más formal con distintas instancia públicas y sociales, y de esta indispensable conexión se perfiló una tercera etapa del proyecto, la cual permitió consolidar de manera palpable los logros obtenidos durante los primeros cinco años de trabajo.

Finalmente después de esta consolidación de los proyectos se presentó una propuesta para trascender toda esta experiencia en un gran multiforo de tipo comunitario que se denominó “el primer observatorio de la juventud”, el cual ha permitido la detección, profesionalización y presentación de las distintas manifestaciones culturales juveniles con un mismo lenguaje, que permite al mismo tiempo, conseguir un mayor grado de integración social de los grupos juveniles con el resto de la sociedad.

Para dicha propuesta, se revisó in situ una larga lista de terrenos, casas, bodegas, tiendas y otros espacios abandonados propiedad del Departamento del Distrito Federal (DDF), optamos por escoger un inmueble “El Cine Francisco Villa”, ubicado en Calzada de la Viga # 146 Colonia Jamaica, en la Delegación Venustiano Carranza, este sitio funcionó como gran cine popular cerca de 20 años hasta que fue cerrado a mediados de los ochenta, lo recibimos en comodato, a través de un Permiso Administrativo Temporal Revocable (PATR) en enero de 1995 y por un lapso de 2 años, en donde nos comprometimos a reparar el espacio.

Después del primer año de trabajo, y una vez concluidas las reparaciones básicas de la luz, agua, drenaje, techumbre, pintura, puertas e impermeabilización, se buscó el apoyo de un joven llamado Miguel Ángel Díaz Canseco, con quien se había tenido un acercamiento a partir de conocer su trabajo titulado “Así se creó la Banda” para que pintara un mural de poco más de 350 metros por 5 de altura en el lobby del cine.

El 11 de septiembre de 1997, el Cine Francisco Villa, comenzó a operar en forma regular bajo el nombre de Centro de Arte y Cultura Circo Volador, con un equipo de trabajo conformado por 25 jóvenes.

En un principio se plantearon tres conceptos básicos de operación: 1) la promoción de participación popular, 2) la organización autogestiva de las actividades culturales, y 3) el desarrollo plural de los grupos sociales en relación con sus propias necesidades.

La metodología fue siguiendo tres elementos fundamentales: el diagnóstico, el trabajo directo con los jóvenes y la investigación aplicada.

Dentro de los objetivos específicos del proyecto se tuvo la intención a corto plazo de capacitar y profesionalizar el trabajo de distintos grupos de jóvenes que pudieran hacerse cargo, cada uno de ellos, de actividades planteadas para desarrollarse en el espacio como:

Cursos de capacitación en áreas básicas: electricidad, plomería, albañilería, pintura, iluminación, sonorización, grabación, producción radiofónica, etc.
Ciclos de educación para adultos.
Talleres de capacitación técnica: diseño, computación, electrónica.
Exposiciones de fotografía, pintura, graffiti. etc.
Mesas redondas y conferencias.
Ciclos de video.
Talleres de música, fotografía, grabado, serigrafía, etc.
Ciclos de cine.
Producción de videos.
Dentro del espacio, concretamente se realizaban video-conciertos con una asistencia aproximadamente de 50 a 80 espectadores, y en ocasiones cuando se programaban videos del grupo “The Doors” había una asistencia de 150 jóvenes.

En julio de 1998, se inauguró oficialmente el Centro de Arte y Cultura “Circo Volador” en donde se firmaron los primeros convenios con las organizaciones internacionales, NOVIB originaria de Holanda, AVINA de Suiza, ASHOKA de Estados Unidos y SDS de México.

Durante el periodo 1998-2000 ya con el apoyo de otras organizaciones entre ellas el Gobierno del Distrito Federal a través del programa de Coinversión de la Ciudad de México, se pudieron iniciar actividades como talleres de joyería artesanal, capoeira, fotografía, ingeniería en audio, lenguaje de señas, dibujo y pintura, danza, entre otros, además se realizaban charlas temáticas mensualmente con temas como, VIH SIDA, Indigenismo y más. Se ejecutaba un cineclub que por incumplimiento en la presentación de los títulos programados, se fue apagando poco a poco. Y se realizaban conciertos masivos de bandas nacionales y por primera vez se llevó a cabo un concierto internacional con la presentación del grupo Lacrimosa.

El 9 septiembre de 2000 -un día después de que el grupo de pop “OV7” realizará los ensayos en este espacio, para su presentación en el Auditorio Nacional- el Centro de Arte y Cultura Circo Volador fue clausurado, bajo la querella de ausencia de un estacionamiento para 240 automóviles.

En febrero de 2001, con el espacio cerrado, se inicio la transmisión radiofónica durante dos años del tercer proyecto llamado “Jóvenes en Monitor”, en el 88.1 de F.M.

Para el año 2002, se logra la reapertura del espacio con los primeros eventos culturales entre ellos el de “Primavera Joven”, evento que tenía por objetivo: Promover el debate sobre la juventud en la ciudad de México. Primavera Joven, corresponde a una amplia convocatoria dirigida los jóvenes para discutir el universo temático de su realidad, con 102 especialistas, organizaciones no gubernamentales como Circo Volador e instituciones como la UNAM.

Se implementaron talleres de capoeira, alebrijes, danza y pintura, además de comenzar con las presentaciones de cine del colectivo “Psicocinema”

A partir del año 2003 y hasta 2015 se han realizado en y desde nuestro espacio más de 230 talleres artísticos y productivos permanentes, 90 talleres eventuales. 5 cursos de verano para niños de la comunidad, más de 500 programas de radio en FM y ahora contamos ya con una estación a través de internet.

A partir de que se fue consolidando cada vez más el proyecto con inquietudes y manifestaciones culturales de las y los jóvenes, se fueron integrando proyectos periféricos a nuestra propuesta, tal es el caso del proyecto de investigación Graffitiarte.org, el cual comenzó como una iniciativa llamada “las paredes gritan”, con esta idea, decidimos participar en la convocatoria que lanza el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, en la categoría de coinversiones culturales, en su edición del 2003, en donde fuimos seleccionados para desarrollar el proyecto www.graffitairte.org y www.circovolador.org, a partir de este momento se abrió otra veta de investigación, el graffiti, movimiento urbano que constantemente estaba sufriendo la desacreditación y persecución por las autoridades.

En el mismo sentido durante el año 2004, firmamos un convenio de colaboración con la organización de bancos suizos NCCR, en donde se asentó desarrollar el 1er concurso de jóvenes artistas no profesionales y el 1er Festival de Cultura Submetropolitana llamado Culto Joven.

En ese mismo año, el jurado del premio de Dubái a las mejores prácticas sociales, promovido por ONU-HABITAT, hace una mención especial al proyecto Circo Volador: Juventud y Cultura Popular en la Ciudad de México, como unas de las mejores prácticas sociales de transformación del entorno urbano.

De ésta mismo forma, se consolida el convenio de coinversión con la Secretaria de Desarrollo Social, a través de la oficina de Igualdad y Diversidad Social, en donde se pudieron impulsar de forma gratuita 12 talleres culturales.

Ya para finalizar el año, la empresa Televisa, lanzó su propuesta ESPACIO, proyecto dirigido a jóvenes estudiantes, principalmente a las cerreras de comunicación, dicho proyecto sólo representaba a las clases altas del estudiantado universitario, por lo que desde Circo Volador, se propuso el proyecto Alterespacio, el cual es un proyecto de participación cultural alrededor de las actividades de este evento. El éxito de este proyecto dio continuidad por los últimos 5 años.

El inicio del año 2005 seguía proyectando buenos augurios para nuestra organización, en ese año el Banco Mundial, lanza su convocatoria para Proyectos Innovadores y Pequeñas donaciones a proyectos juveniles. En el primero participamos con el proyecto ya conocido “Circo Volador: Juventud y Cultura Popular en la Ciudad de México” dentro de la categoría de políticas públicas, y en el segundo participamos con el proyecto www.graffitiarte.org en la categoría de nuevas tecnologías. En ese mismo contexto participamos en la Feria de Organizaciones: Jóvenes por un México sin pobreza, en donde fuimos nombrados como ganadores de las dos categorías y además de ser beneficiarios con una computadora por ser uno de los stands más visitados durante la feria.

Como producto de ese premio logramos realizar proyectos que no duraron mucho pero que fueron claves para la reorganización de nuestra asociación.

Uno de ellos fue la revista Anomia, con la cual se consolido el programa de servicio social con las Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Universidad Intercontinental, Universidad Autónoma Metropolitana y La Universidad de la Ciudad de México.

Por otro lado fuimos nombrados como uno de los mejores proyectos de servicio social, en el marco del 70 Aniversario del Servicio Social de la UNAM.

Por otro lado, con el apoyo de la National Centre of Competence in Research North South, Iniciamos el proyecto “Historia de la cultura alternativa en la Ciudad de México” en cual contemplaba la construcción de un estudio de grabación discográfica y el concurso de solistas y agrupaciones musicales juveniles.

Ahí no ha terminado nuestro camino, al contrario, cada día que pasa vamos sumando actividades en nuestra experiencia así que no podemos decir más que…

Continuará la segunda parte. 

Historia  escrita por Jorge Monroy Ríos Coordinador de Eventos en Circo Volador.